💛 De la sobreexigencia al autocuidado

Oct 29, 2025

Esa foto tiene más de diez años.
Tenía poco menos de cuarenta y estaba en plena carrera.

Lideraba equipos, proyectos grandes, mesas importantes.
También era —muchas veces— la única mujer en la sala.
Y, para colmo, introvertida.

Recuerdo la sensación antes de cada reunión: esa mezcla de ansiedad y determinación.
Me preparaba horas, repasaba cada detalle, cada posible pregunta.
Quería estar lista, impecable, convincente.
Y aun así, muchas veces, sentía que mi voz no pesaba lo suficiente.

Después venía la autocrítica.
Esa conversación interna que no se calla:
“¿Por qué no hablaste ahí?”
“Podrías haberlo dicho mejor.”
“Te faltó firmeza.”

Esa exigencia constante pasó factura.
Y con los años, empecé a mirar esa etapa con otros ojos.
Hoy, veo esa foto con cariño, pero también con ternura.
Porque ahora entiendo que detrás de esa exigencia había miedo:
miedo a no encajar, a no ser escuchada, a no estar a la altura.

Hoy ya no estoy dispuesta a estar donde no quieren que esté.
Por mucho tiempo lo luché, lo busqué, lo defendí.
Era importante para mí sentir que pertenecía.

Ya no más.
Hoy puedo elegir.
Con quién trabajar.
Con quién compartir.
A quién quiero tener como jefe.

Y aunque todavía haya entornos donde se premie más la confianza que la capacidad,
creo que los líderes tenemos una responsabilidad enorme:
💬 Construir espacios donde se escuchen todas las voces.
💬 Donde nadie tenga que esforzarse por pertenecer.

Elegir bien dónde estar también es una forma de cuidarte.
Y, con el tiempo, descubres que esa elección es una de las más poderosas que puedes hacer.