Del concepto a la acción: el desafío de la Innovación
Cuando asumí el liderazgo del equipo de Innovación, pensé que mi trabajo estaría en encontrar esa próxima gran idea disruptiva. Pero pronto entendí que el verdadero reto estaba en crear las condiciones para que esas ideas puedan convertirse en realidad.
Porque tener ideas geniales no sirve de nada si no logras que tu organización esté preparada para implementarlas. Sin procesos claros, sin productos alineados, sin una comunicación adecuada, una idea brillante termina en un cajón.
La innovación no se mide por cuántas ideas generaste, sino por cuántas lograste llevar a la realidad. Y para que eso pase, el enfoque tiene que estar en construir el terreno donde esas ideas puedan crecer.
Aquí te comparto algunas reflexiones de lo que considero clave para lograrlo:
Fomentar un espíritu crítico (bien entendido):
No hablo de criticar por criticar, sino de cultivar una cultura que valore el cuestionamiento constructivo. Necesitamos el coraje para señalar lo que no funciona, pero también el apoyo para que esas observaciones se transformen en mejoras reales. El espíritu crítico florece en culturas que premian la honestidad y no el ego.
Construir un músculo de adaptación:
Cambiar es incómodo, pero la capacidad de adaptación no se trata solo de identificar problemas, sino de movilizarnos rápido para enfrentarlos. ¿Qué tan ágil es tu equipo para experimentar nuevas formas de trabajo o para virar cuando algo no funciona?
Normalizar el "probar en pequeño":
No tienes que cambiar el mundo en un solo movimiento. Los pequeños pilotos, las pruebas controladas, no solo reducen el riesgo, también te ayudan a ganar aliados dentro de la organización. Cuando las personas ven resultados tangibles, la resistencia al cambio se convierte en apoyo.
Para hacer realidad una idea, necesitas más que inspiración: necesitas preparación, perseverancia y personas dispuestas a recorrer el camino contigo. Porque, al final, las ideas no cambian el mundo; las acciones sí.
Involucrar a las personas correctas (y un poco incorrectas):
Cuando buscas implementar algo nuevo, es clave rodearte de personas que tienen cierto conocimiento del problema, pero no tanto como para caer en el típico: "eso ya lo intentamos y no funcionó".
Combina ambas perspectivas: los que entienden el contexto y los que pueden aportar ideas libres de prejuicios. Esa mezcla suele ser donde surgen las soluciones más creativas y posibles de implementar.
Desarrollar una cultura de aprendizaje continuo:
La innovación y el aprendizaje van de la mano. Si no cultivas una mentalidad de mejora constante, las personas se resistirán al cambio. Esto implica normalizar los errores como parte del proceso y aprender de ellos, porque probar, fallar y ajustar son pasos naturales para llegar a algo realmente transformador.
Medir lo que importa:
No todas las ideas disruptivas van a tener un impacto inmediato, y muchas veces se descartan antes de tiempo por no medir los indicadores correctos. Tener claridad sobre qué métricas validan el éxito de una implementación (y cuáles no) puede ser la diferencia entre abandonar algo valioso o darle el impulso que necesita.
Estás de acuerdo? Cómo complementarías la lista?
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