El valor de desaparecer

Me preocupé por desaparecer.
Por no estar presente, por dejar de publicar.
Por si al hacerlo, la gente se olvidaba de mí.

“¿Voy a perder consistencia?”
“¿Será que desaparecer es lo mismo que perder relevancia?”

Durante años, he trabajado con personas para ayudarlas a construir presencia digital.
Y sé —mejor que nadie— lo importante que es la constancia.
Pero también sé que no todos creamos igual.

La verdad es que yo sé cómo programar contenido.
Podría dejarlo todo planificado, como una máquina que nunca se detiene.
Pero mi forma de crear no funciona así.
Necesito leer, observar, vivir algo.
Necesito que las ideas me encuentren cuando estoy en movimiento… o en silencio.

Y a veces, eso implica parar.

Estas dos semanas me obligué a hacerlo.
A descansar la mente.
A desconectar del ruido.
A recargarme de familia, de risas, de conversaciones sin agenda.

Porque he aprendido que descansar también es una forma de trabajar.
De volver a conectar con la intención detrás de lo que hago.

El contenido no nace de la obligación.
Nace de la vida.
De lo que sientes, aprendes y transformas.

Hoy vuelvo con más ganas, más ideas y, sobre todo, más verdad.
Porque lo único que no quiero perder es eso: autenticidad.

🧡 Parar no te hace menos constante.
Te hace más consciente.